Cruzamos el Lago Como entre luces y sombras

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Al igual que en la anterior edición, el recorrido del sexto día del Honda Alpes Experience tenía que ser algo diferente, pero las adversas condiciones climatológicas obligaron a la organización a cambiar la ruta establecida: “la zona del Colle Tzecore y alrededores, además de la cara norte de los lagos, amanecieron amenazando tormenta. Y cuando se conocen los Alpes un poco se sabe que aquí la lluvia puede convertirse en torrencial debido a la altura de las cimas, y a lo rápido que se forman cascadas de agua.

Y dicha amenaza se materializó en forma de una descomunal tormenta, granizo y vendaval incluidos, que cayó sobre Lecco, en la pata sur del lago Como… mientras estábamos comiendo tranquilamente resguardados. Entre acierto con el cambio y la porción de suerte necesaria siempre en estos casos, a la hora de reanudar la ruta estábamos camino de la autopista de Milán para hacer un recorte hacia el valle de Aosta… que resultó ser providencial”.

El Lago Como, situado en la región de Lombardía, muy cerca de Milán, nos volvió aparecer enorme, azul y muy apetecible para darse un chapuzón. Pero excepto Josep López que no dudo en tirarse al lago en calzoncillos pese al chaparrón, todos los demás aprovechamos la hora de comer para resguardarnos del aguacero.

Lo cierto es que, dejando de lado el vaivén del tráfico, es un sitió muy apetecible. Un lago que acoge pueblos de postal y mansiones de otros tiempos. Según los lugareños, aquí se viene a soñar, a practicar ‘la dolce vita’. Así pues, un día más relajado de lo inicialmente previsto, pero secos, a salvo de riesgos innecesarios, y disfrutando del descanso en la terraza del hotel una vez llegamos por la tarde.

A pesar del cambio de planes, Santi Pose estaba encantando con las visitas que ofrecía el Lago Como a mediodía. “Lástima que no hemos podido disfrutar más de este sitio. ¡Es espectacular! Me parece increíble el control que tiene Lluís Morales prediciendo el tiempo; ha sido meternos en el restaurante y llover a cántaros. Asimismo, es una aventura que recomiendo a cualquiera. Me está animando a volver a coger la moto para viajar y ya estamos planeando la siguiente con los amigos que he hecho aquí”.

Hace un año que Santi decidió que su Honda Gold Wing tuviera una nueva compañera: la X-ADV. Según él, le sedujo primero su estética y luego su comportamiento. “Hará un año que me la compré y estoy encantado con ella. Creo que es una moto ideal para hacer cualquier cosa. Buena prueba de ello es que estamos viajando con las Honda Africa Twin sin problemas”.

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